El acelerado desarrollo de la tecnología ha impacto al ser humano en todas sus esferas; no es una sorpresa entonces que la arquitectura también se haya visto trastocada por este fenómeno. Y es que esta intersección con el mundo digital la obliga a cambiar en el diseño y en la producción. Pero, ¿qué implica esta digitalización? La implementación de lo digital a la arquitectura implica una estrecha relación entre los datos y lo material de maneras menos costosas y definidas, de maneras más rápidas.
Pero no pensemos que una “arquitectura digital” es cosa de esta década. Ya en 1997, con la inauguración de Museo Guggenheim Bilbao, la arquitectura había entrado en una nueva era, pues se proponía una construcción –por primera vez- basada en la utilización de tecnología digital. Sin embargo, algunos consideran que con el paso de los años la tecnología en la arquitectura ha permitido más bien repensarla a partir de lo digital, pero no necesariamente creando un “nuevo estilo arquitectónico”, sino originándose en las posibilidades proporcionadas por la computadora.
Sin embargo, algunos más no niegan que el uso de estas nuevas tecnologías ha generado universos complejos en sus formas y estas exploraciones no hubieran sido fáciles –y en muchos casos, posibles- sino fuera por la computadora y la experimentación que permite. Ejemplos de ello los podemos encontrar en el Museo Sumaya, la Cineteca Nacional o el restaurante Tori Tori Diseñado por Michael Rojkind.
El hecho es que estamos frente a una revolución –la digital- que está cambiando el concepto que teníamos de la arquitectura y está generando la creación de mundos virtuales, permitiendo que los paradigmas de la Arquitectura Moderna sean sustituidos por otros nuevos.